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Un asunto que durante mucho tiempo ha sido objeto de debate entre los conductores es la cantidad correcta -o mínima- de carburante que debemos llevar en el depósito de nuestro vehículo, y si podría afectar a la mecánica del mismo el hecho de apurarlo constantemente.
Como cualquiera puede suponer, si esto sucede una vez o dos de manera puntual, no va a suponernos una avería, pero si nos acostumbramos a hacerlo de manera recurrente, ¿puede repercutir negativamente en nuestro vehículo? Vamos a analizarlo.
¿Cómo llega el combustible desde el depósito al motor?
Aunque no seas un experto en materia mecánica sobre coches, es inevitable observar que, aunque no siempre, en la mayoría de ocasiones el depósito de combustible se encuentra en la parte trasera del vehículo, y el motor en la parte delantera. Por lo tanto, tiene que haber un sistema que transporte el combustible que repostamos desde el depósito hasta el motor.
Hoy en día, la mayoría de coches nuevos que se comercializan (excluyendo eléctricos) tienen inyectores de alta presión que introducen el combustible en el motor para ser quemado, y para llegar a estos inyectores existe un elemento muy conocido llamado bomba de combustible.
La bomba de combustible se encuentra anexa al depósito o, en ocasiones, dentro del mismo, y funcionan succionando el líquido como si de una pajita de refresco se tratara. De ahí llega el carburante a los inyectores para introducirlo en el motor.
¿Puede averiarse el vehículo si circulamos con poco combustible?
La respuesta es sí. Al igual que al sorber un refresco con pajita, cuando queda poco líquido en el recipiente, empezamos a absorber también burbujas de aire (con el característico sonido que ello produce).
En un coche sucedería algo parecido, pudiendo dar lugar a diversos problemas mecánicos:
- En primer lugar, forzaríamos la bomba de combustible a succionar con más fuerza para poder extraer el combustible restante del depósito, lo cual produciría un sobrecalentamiento y un desgaste innecesario de la pieza que podría llegar, a largo plazo, a derivar en un mal funcionamiento o rotura de la misma.
- En segundo lugar, el sistema de inyección recibiría esas burbujas de aire procedentes de la bomba de combustible, corrompiendo el equilibrio de temperaturas tanto en la propia inyección como en el motor. Además, se perjudicaría la mezcla de combustible que llega al motor, resultando en un rendimiento peor y un aumento del consumo.
- En tercer lugar, hay otro elemento llamado filtro de combustible, que está dedicado a eliminar las impurezas del mismo, evitando así la entrada de partículas sucias al motor. Si apuramos el depósito del coche de manera sistemática, la concentración de impurezas en el mismo será mayor, pudiendo provocar una obstrucción de este componente del vehículo.
¿Qué otras consecuencias puede haber?
Después de las averías, vienen las lamentaciones. Es preferible no coger la costumbre de circular con poco combustible para evitarnos mayores costes económicos.
Como ya hemos mencionado, componentes importantes del vehículo como la bomba de combustible, los inyectores o el filtro de partículas pueden averiarse a largo plazo si constantemente realizamos esta práctica. No debemos obviar, pues, el coste de reparación o sustitución de estas piezas, que es sumamente elevado, y puede variar en función de la antigüedad del vehículo y del tipo de combustible que consume.
¿Cómo podemos prevenir estos problemas?
Desde luego, evitando apurar el depósito de combustible de nuestro vehículo, y así no arriesgarnos a las posibles averías si lo hacemos de forma recurrente, o a quedarnos tirados si se agota por completo.
Ser previsores nos ahorrará tiempo y dinero al evitar toda esta serie de problemas y posibles costes de las reparaciones. También es conveniente, por responsabilidad y seguridad, evitar una detención súbita que, aunque sea involuntaria, pueda poner en peligro al resto de conductores en la vía.