La confianza al volante es fundamental, sobre todo para los conductores noveles, que tienen realmente poca experiencia y, en algunos casos, el nuevo estado de “conductores” les puede venir algo grande. Es bueno que reciban refuerzo positivo a sus acciones, que vayan cimentando la confianza en sus manos y en su capacidad.
También es bueno, aunque es en cierto modo algo complementario, que los conductores noveles tengan una buena base de partida mucho, mucho antes de siquiera plantearse sacar el carnet de conducir. El buen conductor se forma 18 años antes de tener la edad legal para acceder al permiso de conducción, y se forma gracias al buen ejemplo que le dan sus padres al volante.
Hace unos días vi un anuncio de una marca de coches (SEAT, lo digo ahora porque se ve en el vídeo), en el que se ve cómo un padre va corrigiendo a su hijo en todo lo que hace: andar en bicicleta, nadar,… Se ve la madera de un padre que está orgulloso por ver los progresos de su hijo, que le da confianza, y que luego se siente orgulloso por lo conseguido. En realidad es hasta tierno. Luego, en el coche, el pobre padre amoroso se despista y “pita” el asistente para el cambio de carril, y su hijo es quien le corrige, dulcemente