La ansiedad es una emoción que permite prepararnos física y mentalmente ante una posible amenaza; pero como conductores, el exceso de ansiedad al volante puede perjudicarnos.
Eduard Punset advertía que en determinadas ocasiones la ansiedad puede ser positiva, pero solo en determinadas ocaciones. Por lo general, en la tarea de conducir, el conductor puede sufrir mayor falta de concentración, tener un incremento en los tiempos de reacción, experimentar rigidez muscular, sudoración, temblores, tener pensamientos negativos e, incluso, irracionales, puede visualizar accidentes, y esto, además, le puede suceder mientras conduce.
Una encuesta realizada por Attitudes, en colaboración con la UAB, afirma que un 32% de conductores confiesa sentir algo de intranquilidad, un 18% declara sufrir bastante ansiedad y un 4% muestra claros síntomas de amaxofobia o fobia a conducir (del griego “amaxos”, carruaje). Todos ellos representan un 54% de los conductores, de los cuales preocupan unos 5 millones y medio de conductores que padece un grado de tensión considerable.
Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que “una ansiedad elevada podría afectar a los reflejos motores, a la atención, a la percepción de señales y circunstancias del tráfico y a la toma de decisiones en la conducción”.
Según la encuesta, las personas con altos niveles de ansiedad abundan entre aquellos conductores que durante el primer año de tener el permiso se sentían intranquilos, iban acompañados o conducían poco.
¿Qué se puede hacer contra la ansiedad al conducir?
La mayoría de las situaciones que provocan ansiedad tienen en común un desajuste entre emoción y razón, es decir, entre lo que se quiere y lo que se puede. Una causa importante de la ansiedad es tener mal programada nuestra vida, de modo que abarquemos más de lo que podemos. El tratamiento con farmacos para la ansiedad no es la solución; evita los síntomas, pero no elimina el trastorno, y además, tiene efectos secundarios para la conducción, multiplicando por cinco la probabilidad de sufrir un accidente.
Por tanto, y en esto coinciden todos los expertos consultados, lo mejor es aprender habilidades que ayuden a gestionar o controlar nuestras emociones:
En trastornos leves, el estudio aconseja no dejar de conducir, hacerlo en trayectos conocidos, mantener una actitud positiva y no dejarse intimidar por otros conductores. Los familiares deben apoyarle, tener paciencia, no dar consejos ni advertencias, respetar su estilo de conducción y no sobreproteger y conducir.
En trastornos más graves, la ansiedad suele preceder a un bloqueo relacionado con la idea de conducir, situación conocida como Amaxofobia, el miedo a conducir, en cuyo caso se recomienda consultar con profesionales psicólogos para manejar las emociones, y en su caso en profesores expertos de formación vial especializados en amaxofobia para encauzar las situaciones reales del tráfico.
¿Cuándo debemos preocuparnos?
- Si antes de conducir sentimos intranquilidad ante la idea de coger el coche y si al aparcar resoplamos aliviados, estamos sufriendo ansiedad.
- Hay que acudir al médico cuando ese nerviosismo se hace más intenso, hasta el punto de producir malestar físico e impedir, incluso, que desempeñemos esa tarea
Si sufres ansiedad al volante
- Procura conducir a menudo, pero efectúa itinerarios que conozcas y en los que te sientas seguro.
- Intenta, gradualmente, afrontar pequeños retos, como trayectos más largos o con mayor densidad de tráfico.
Si eres el acompañante
- No te burles. Ten paciencia y respeta su estilo de conducción.
- No des consejos continuamente y no le metas prisa.
- No conduzcas en su lugar.
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Solo tenéis autoescuela
En valencia?
Yo soy de las palmas de Gran Canarias
Hola Desirée,
Actualmente solo disponemos de tres autoescuelas en Valencia, todavía no en Las Palmas de Gran Canaria.
Un saludo